Un tiradero de basura fue el escenario de un hallazgo que constituye el primer paso para biodegradar un material tan útil como dañino para el medio ambiente.
Dondequiera que mires encontrarĆ”s algo hecho de poliuretano. Este plĆ”stico puede hallarse en muchas formas: pinturas, ruedas de patines y patinetas, material aislante del ruido y del calor, partes elĆ”sticas de tableros de coche, empaques para puertas y ventanas y relleno de cojines. Su origen se remonta a los comienzos de la Segunda Guerra Mundial, cuando se desarrolló primero como sustituto del caucho o hule. Es tan versĆ”til que ha llegado a remplazar materiales naturales como la madera. Ćtil como es, el poliuretano tiene un problema: al igual que otros plĆ”sticos, no se recicla fĆ”cilmente y no se biodegrada… o por lo menos asĆ se creĆa hasta hace poco. Un grupo de investigadores de la Facultad de QuĆmica de la UNAM ha encontrado una bacteria capaz de degradar este plĆ”stico.
Los plƔsticos
Las bien conocidas propiedades de los plĆ”sticos se deben a la estructura de sus molĆ©culas, las cuales estĆ”n formadas de series de molĆ©culas mĆ”s pequeƱas, llamadas monómeros, que se repiten como los eslabones de una cadena. Los materiales con esta estructura se llaman polĆmeros. La gran mayorĆa de los plĆ”sticos estĆ” constituida por polĆmeros de carbono e hidrógeno, solos o en combinación con oxĆgeno, nitrógeno, cloro o azufre. Estos materiales sintĆ©ticos se obtienen principalmente de compuestos orgĆ”nicos derivados del petróleo.
El primer polĆmero sintĆ©tico fue la baquelita, creada por el quĆmico belga Leo Hendrik Baekeland en 1909. Baekeland hizo reaccionar fenol, formaldehĆdo y otros ingredientes bajo presión y a alta temperatura. El material resultante se usó sobre todo para fabricar piezas aislantes para equipo elĆ©ctrico, como radios y telĆ©fonos. A partir de entonces comenzó el desarrollo de una enorme cantidad de plĆ”sticos diferentes: vinilo, poliestireno, acrĆlico, poliuretano y muchos otros. Cada uno ha ido ocupando un lugar en la industria y todos han obtenido un gran Ć©xito comercial.
Espumas flexibles
El 13 de noviembre de 1937 se publicó en Alemania la patente DRP 728981, referente a "un proceso de producción de poliuretanos y poliureas". El equipo de inventores que la solicitó estaba dirigido por el quĆmico Otto Bayer, quien no pertenecĆa a la familia del mismo apellido que se hizo famosa por sus innovaciones en quĆmica. A este Bayer se le reconoce como el padre de la industria del poliuretano por haber inventado el proceso bĆ”sico para obtenerlo. Aunque durante la Segunda Guerra se crearon numerosas aplicaciones para el nuevo material, como ropa resistente al gas mostaza, esmaltes para aviones y recubrimientos protectores para metal o madera, el auge de los poliuretanos se registra hacia la dĆ©cada de 1950, con la aparición de adhesivos, elastómeros y espumas rĆgidas. La forma mĆ”s conocida, una mullida espuma flexible, sólo estuvo disponible comercialmente al final de esa dĆ©cada. Por su bajo costo, la espuma flexible, tambiĆ©n conocida como hule espuma, abrió la puerta a un alud de aplicaciones, como relleno de colchones y otros muebles, partes de autos, ropa, tenis, aparatos, material aislante y molduras.
Hoy en dĆa, cerca de tres cuartas partes de los productos de poliuretano se consumen en forma de espumas. Sea en la industria de la construcción, del vestido o de la fabricación de automóviles y neumĆ”ticos, ha sido un material prĆ”ctico y Ćŗtil, resistente y durable. Desafortunadamente, su caracterĆstica resistencia a la degradación ambiental y biológica, que en principio constituyó su cualidad mĆ”s atractiva, se ha convertido en una pesadilla ecológica. En condiciones de humedad, el poliuretano puede tardar mĆ”s de un siglo en descomponerse. Incinerarlo no es buena alternativa, porque al quemarse produce residuos muy tóxicos y contaminantes, como monóxido de carbono, óxido de nitrógeno y cianuro de hidrógeno.
Historia del poliuretano
1937 Otto Bayer descubre la quĆmica bĆ”sica del poliuretano. La empresa Bayer, donde fortuitamente trabajaba, patenta el proceso.
1940 Se utiliza por primera vez espuma rĆgida en aviones.
1948 Primera aplicación como aislante, en un barril de cerveza.
1949 Se crea el "hule" de poliuretano vulcanizado para llantas.
1953 Desarrollo de piel sintƩtica para calzado.
1954 Surge el relleno de espuma.
1958 Aparece la fibra "spandex".
1969 Se aplica en las defensas de los autos.
1970 Se desarrolla una imitación de madera, asà como aplicaciones médicas.
1979 Aplicación como aislante en edificios.
1981 Se aprovecha en la fabricación de tablas de surf.
1993 Se utiliza para fabricar catƩteres.
1995 Empleado en llantas de bicicleta.
2001 Su uso se extiende a las llantas de automóviles
Cazadores de bacterias
Los artĆculos de poliuretano pueden reciclarse, pero en general se trata de un reciclaje secundario, porque el material resultante no puede utilizarse para fabricar productos con el mismo valor que tenĆan los artĆculos originales. Existen dos vĆas de reciclaje: la mecĆ”nica y la quĆmica. En el reciclaje mecĆ”nico, los desechos de poliuretano se trituran o pulverizan para emplearse en la producción de nuevos artĆculos. En el reciclado quĆmico, en cambio, se busca descomponer el material. Queda el problema del manejo seguro de los desechos, que se suman a los de otros plĆ”sticos para alcanzar la impresionante cantidad de cinco millones de toneladas anuales solamente en Estados Unidos y CanadĆ”.
El doctor Javier Cruz Gómez, investigador del Departamento de IngenierĆa QuĆmica de la Facultad de QuĆmica (FQ) de la UNAM, dice que desde hace unos 10 aƱos se sabe que el poliuretano se puede biodegradar. La biodegradación, a diferencia del reciclado, se produce por medios naturales, por intervención de microorganismos como bacterias u hongos. Revisando artĆculos cientĆficos de los aƱos recientes, Javier Cruz Gómez encontró informes de biodegradación de plĆ”sticos como poliuretano y poliĆ©ster. Entonces le sugirió a Herminia Loza Tavera, especialista en microbiologĆa del Departamento de BioquĆmica de la misma facultad, que buscaran juntos bacterias con esta capacidad.
Herminia recuerda que la idea fue ir a un tiradero de basura donde habĆa poliuretano desechado y recoger algunas muestras. De eso se hizo cargo su entonces estudiante de maestrĆa, AgustĆn Carrillo GarcĆa, quien visitó el basurero ubicado en el Bordo de Xochiaca, en el municipio de Nezahualcóyotl, Estado de MĆ©xico, y tomó de allĆ algunas muestras de hule espuma bastante deterioradas.
El hallazgo
Una vez en el laboratorio, los investigadores pusieron trozos de las muestras en matraces que contenĆan un medio de cultivo especial. "El medio de cultivo sólo contenĆa sales minerales, mĆ”s poliuretano como fuente de carbono", explica la doctora Loza. Este Ćŗltimo se aƱadió en forma de un barniz comercial que otros investigadores ya habĆan usado para cultivar microorganismos capaces de descomponer el poliuretano. Los matraces se dejaron incubar durante cinco dĆas a 37 Āŗ C. Luego los cientĆficos procedieron a seleccionar las bacterias que habĆan prosperado en este medio.
El equipo de la FQ identificó dos cepas que se desarrollaron particularmente bien. Resultaron ser bacterias del gĆ©nero Alicycliphilus sp., a las que denominaron BQ1 y BQ8. Este gĆ©nero se conoce apenas desde 2005. El equipo de quĆmicos identificó las bacterias mediante un proceso de comparación genĆ©tica con ayuda de la doctora Carmen Wacher y de su estudiante Sandra BolaƱos, del Departamento de Alimentos y BiotecnologĆa, tambiĆ©n de la FQ.
"Alejandro Oceguera Cervantes hizo la mayor parte del trabajo de caracterizar esta bacteria", indica la doctora Loza. Primero observó que el crecimiento del cultivo de bacterias aumentaba con la concentración de poliuretano, esto es, las bacterias estaban usando esta sustancia como alimento.
Los microorganismos como las bacterias no comen como los animales macroscópicos, que ingieren su alimento para extraerle los nutrientes en el interior del organismo. Para absorber alimento del ambiente que las rodea y convertirlo en los nutrientes que necesitan, las bacterias liberan enzimas que descomponen las sustancias Ćŗtiles en molĆ©culas mĆ”s pequeƱas. Luego la bacteria absorbe estas molĆ©culas por la pared celular. Las enzimas que efectĆŗan la descomposición son muy especializadas: cada tipo degrada una clase especĆfica de compuestos, como las amilasas el almidón y las lipasas la grasa.
Oceguera procedió a determinar quĆ© enzimas estaban produciendo las bacterias para degradar el poliuretano. Herminia Loza explica que todos los organismos vivos necesitamos carbono para sobrevivir porque este elemento es fundamental para fabricar las proteĆnas que requiere el organismo. Las enzimas son esenciales para extraer el carbono de los compuestos que hay en el entorno de las bacterias. Por lo general, las enzimas que producen las bacterias no pueden romper las molĆ©culas de los polĆmeros como el poliuretano. La Alicycliphilus estaba produciendo alguna que sĆ podĆa. Los investigadores pensaron que quizĆ” se trataba de alguna de tres clases de enzimas ya conocidas por los cientĆficos: una proteasa, una ureasa o una esterasa.
Entre tanto, habĆa que determinar la composición exacta del barniz comercial que habĆan usado como fuente de poliuretano. "Desde luego, sabĆamos que era un poliuretano, pero no de quĆ© tipo", dice Herminia Loza. NĆ©stor NoĆ© López Castillo, del Departamento de IngenierĆa QuĆmica, llevó a cabo estudios de espectrometrĆa de masa y resonancia magnĆ©tica y concluyó que se trataba de un poliuretano cuyas molĆ©culas contenĆan lo que se conoce como enlaces de Ć©ster. Entonces los investigadores comenzaron a atar cabos y a hacer mĆ”s pruebas. El resultado de estas pruebas "significaba que la bacteria producĆa esterasas que atacaban los enlaces Ć©ster del polĆmero", explica la doctora Loza. En otras palabras, la enzima rompĆa estos fuertes enlaces y eso le permitĆa a la bacteria aprovechar el polĆmero como nutriente. Lo cual, por cierto, no significa que la bacteria tenga una preferencia exclusiva por el poliuretano: es probable que, en un medio natural, esta bacteria viva de algo mĆ”s simple. Sólo cuando no dispone de otra fuente de carbono mĆ”s fĆ”cil de consumir recurre al poliuretano como alimento.
Otras bacterias "come-plƔstico"
SegĆŗn algunos informes cientĆficos, las siguientes bacterias parecen crecer en un medio de poliuretano, aunque complementado con un extracto de levadura o glucosa: Corynebacterium sp.; Pseudomonas fluorescens; P. chlororaphis y Bacillus subtilis. Sin embargo, la Ćŗnica en la que se habĆa encontrado una posible capacidad de atacar poliuretano sólido, y emplearlo como fuente de carbono, es la llamada Comamonas acidovorans TB-35.
Evolución en acción
¿Por quĆ© tienen estas bacterias la habilidad de degradar el poliuretano, sustancia sintĆ©tica que existe desde hace tan poco tiempo? La doctora Loza comenta que es un resultado observable de la evolución. Las bacterias se dividen cada 10 o 15 minutos. En muy poco tiempo se producen muchas generaciones. Los individuos de cada generación no son todos iguales. Las mutaciones –cambios accidentales en la información genĆ©tica—les confieren aptitudes distintas. En un ambiente pobre en nutrientes, sólo sobreviven para reproducirse las bacterias que, por casualidad, han desarrollado la capacidad de utilizar nuevas fuentes de sustento. Esta capacidad se transmite a la descendencia. Al cabo de muchas generaciones, la población estarĆ” compuesta principalmente de organismos con esta nueva caracterĆstica.
Promesa para el futuro
El que la Alicycliphilus se alimente de poliuretano no quiere decir que pueda hacer desaparecer un trozo de este material ante nuestros ojos. "De ningĆŗn modo", comenta la doctora Loza. "Ćste es un proceso restringido porque consumir poliuretano es muy difĆcil". No obstante, esta caracterĆstica podrĆa manipularse a nivel bioquĆmico y genĆ©tico. Conociendo mejor la acción de las bacterias sobre el material, se podrĆan desarrollar organismos transgĆ©nicos capaces de consumir poliuretano de manera mĆ”s eficiente que las bacterias naturales. Estos organismos podrĆan ser la base de un proceso biotecnológico creado para degradar este polĆmero con ayuda de mĆ©todos fĆsicos y quĆmicos.
El equipo de Herminia Loza publicó sus resultados en el nĆŗmero de octubre de 2007 de la revista Applied and Environmental Microbiology. En el artĆculo, los investigadores de la FQ hacen referencia a otros equipos que han encontrado microorganismos capaces de degradar el poliuretano. Pero, sin ser el primero, el que encontraron Herminia Loza y sus colaboradores lo hace de manera mĆ”s eficiente.
AĆŗn no estĆ” cerca el dĆa en que los resultados de estos equipos se puedan utilizar en la prĆ”ctica para biodegradar las enormes cantidades de poliuretano de desecho que genera nuestra sociedad. Falta estudiar a fondo los aspectos bioquĆmicos para saber exactamente cómo funcionan las enzimas. Luego habrĆ” que aislar los genes responsables de que estas cepas de bacterias produzcan esas enzimas para intentar crear organismos transgĆ©nicos mĆ”s eficaces. En seguida habrĆa que probarlos en una planta piloto. Sólo despuĆ©s de mucho trabajo se podrĆa pasar al proceso industrial. Falta mucho, pero como aseguran Javier Cruz y Herminia Loza, los primeros pasos estĆ”n dados.
vĆa:
http://www.comoves.unam.mx : Verónica Guerrero Mothelet